sábado, 28 de septiembre de 2019

FLAMANTS ROSES - DE SOREDE A CANET ON ROUSSILON


Aún días después desde mi patio me parece escuchar sus graznidos. Es curioso porque cuando ante la quietud de l’Etang de Canet los escuchaba, estaba convencida que eran patos. Como casi siempre fue Josep quien me saco de mi confusión. Dos días después de nuestra llegada pasaron ante mis ojos cual línea rosa en el horizonte, unos puntidos rosas danzando de forma acompasada, pocas veces he podido observar algo tan bello.
Siempre digo que, si tengo algo de turista, mi turismo poco tiene que ver con las piedras, con aquello que el hombre construyó y que queda cual maravilla con los años. Mis viajes, tienen mucho más que ver con el medio natural el cual nunca dejará de maravillarme y sorprenderme.

Iniciamos nuestra salida por el pequeño pueblo de Sorede, un pueblecito cercano a Ceret pero bastante más pequeño y con mucho menos encanto. A dos kilómetros del pueblo está ubicado Au Soleil Mongol, un pequeño espacio entre montículos donde hay ubicadas tres yurtas. Para mí era la oportunidad de dormir en un lugar algo especial y parecido a Las Mil y una noches.

Pero como suele suceder la sorpresa no estuvo en las yurtas a pesar de la buena voluntad de su anfitriona. La siguiente parada la hacíamos en un camping cercano a la playa de Mar Estang en Canet on Roussilon. Un macro camping saturado de mobile homes. La suerte nos llevó a que el mobile home que nos asignaron estuviera justo delante del lago de Canet.

Durante cinco días disfrutamos del graznido de los flamencos rosas, del croac de las ranas (algo estraño si tenemos en cuenta de l’etang es un inmenso lago de agua salada que se filtra del mar) y del vuelo constante de las gaviotas.

Cercano al camping y siguiendo la franja de tierra (carreteras por desgracia) que une Canet con Sant Cyprien hay una zona con cabañas de pescadores, es este un espacio natural digno de visitar y donde se hacen más visibles los flamencos rosas. Se hace extraño observar un lago por cuyos bordes se mueven un número considerable de cangrejos de mar.

Decir que puestos a elegir, entre la saturación y el urbanismo horrible de Canet y la tranquilidad y un urbanismo más sostenible de Sant Cyprien me quedo con este último. No me alargo en mi escrito, a veces algunas imágenes dicen más que las palabras……





Sorede, a la entrada de la yurta



La yurta por dentro


Dormir mirando el cielo...


Canet on Roussillon. La vista desde la mobile home

Le Village de Peccheur

Le Village de Peccheur

Le Village de Pecheur

Le Village de Pecheur

L'etang de Canet

Le flamants roses

Le flamants roses

Le Village de Pecheur

Le Village de Pecheur


Le Village de Pecheur

Le Village de Pecheur


L'etang du Canet desde el mobile home

El mobile home

La lluvia del ultimo día desde el mobile home

Despedida de l'Etang de Canet





domingo, 8 de septiembre de 2019


AURORA Y ROCIO


Invierno de 1928

En la quietud de la noche, escuchó como nunca el llanto de madre, Aurora estaba sumida en una especie de duermevela y le pareció extraño que alguien tan fuerte y dura fuera capaz de llorar. Por el mañana temprano, padre vino a su habitación a verla ya que por ser la mayor solía compartir casi todo lo que acontecía en la familia.

-         - Rocio se nos muere – lo dijo en un sollozo- nuestra pequeña rubia se nos muere….

Aurora sabia del dolor de esa sentencia, no podía recordar el momento en el que su madre, la de verdad, se había ido para siempre, era tan pequeña que no podía recordar su cara, ni una sola fotografía dejó. De ahí venían ahora las prisas de padre.
-          Levántate que nos vamos anca el fotógrafo a Manzanares, sino pasará como con tu madre que nos olvidaremos de ella….

Llevaban más de una semana lidiando con la tosferina, aquella maldita tos que se les había metido a todos en el cerebro, aquellos momentos en los que la  pequeña parecía a punto de ahogarse y después se rehacía toda en lágrimas. Ni un instante de tranquilidad, ¿Cómo podía un cuerpo tan pequeño aguantar tanto? Pero aquella noche don Pedro el medico del pueblo había dado su diagnóstico.

-         - No hay nada que hacer, si no es esta noche será mañana, pero esta niña se muere.

De Membrilla a Manzanares hay cuatro kilómetros, Aurora con sus ocho años conoce cada recodo, cada piedra, cada casa perdida en medio de un camino incluso en los días de niebla.

Se viste eligiendo la falda lisa de cuadros y el jersey rosa regalo de su abuela, enfunda sus delgadas piernas en unas medias de lana que le bailan, deja a un lado las alpargatas y se coloca los zapatos de invierno, como último toque el abrigo de paño marrón. Antes de salir se coloca un pequeño prendedor en el pelo. No quiere más riñas de madre por llevar el pelo tapándole los ojos.

Padre aparece con la pequeña llorosa en los brazos, justo hace dos días que acaba de cumplir los dos años. Madre no puede venir no tiene con quien dejar a los dos medianos ni a la más pequeña a quien tiene que amamantar.

Una vez en el carro, Aurora aprieta a Rocio contra su pecho, la fiebre que la envuelve parece no dar honor a su nombre, rocio como la escarcha que cubre los campos de la estepa. Pero la pequeña esta cálida apretando su cuerpo al de su hermana y apretujadas ambas al calor de la manta de algodón que las cubre.

Anca el fotógrafo el rostro de Rocio cambia, es más fuerte la curiosidad ante tan extraño artilugio capaz de recoger y reproducir las imágenes. La pequeña es tan chiquita que intentan ponerla de pie en una silla, pero la debilidad de las últimas fiebres impide que pueda aguantarse sola, Aurora sale en su auxilio.

-         - Ya la aguanto yo por detrás….

-        -  No es necesario – dice padre – déjala que se apoye en ti así en la foto de recuerdo también estarás tú.

Rocio no duda un instante en apoyarse en el hombro de su hermana, con su rostro tímido mira al fotógrafo, Aurora apenas esboza una sonrisa en el instante en que la ráfaga de luz llena la estancia.

Durante el camino de regreso se mantienen las dos escondidas bajo la manta, se inicia un viaje de juegos en el que la muerte parece quedar atrás. Cuando llegan a casa ha remitido la fiebre, una semana después, cuando padre va a recoger la fotografía anca el fotógrafo Rocío corre ya por el patio persiguiendo a su hermana mayor. En contra del pronóstico del médico la tosferina ha remitido sin dejar secuelas.

Nunca en la casa se supo que nexo de unión se creó entre las dos niñas las cuales con seis años de diferencia en edad se volvieron inseparables, una amistad que las uniría de por vida.

Aurora vivió hasta los noventa y dos años, Rocio hasta los ochenta y siete.


miércoles, 1 de mayo de 2019

Esta entrada es especial ya que la aprovecho para dar a conocer este blog a los amigos jueveros, este es un blog sobre todo de viajes a lo largo de la vida, mi vida con otros matices que los simples viajes en si, la vida de aquellos que me precedieron o de aquellos que vienen detrás de mi . Para aquellos que no lo conocéis os invito a echarle una ojeada, de momento hay pocas entradas pero estoy orgullosa de ellas.

 La convocatoria de este jueves  2 de Mayo la lleva la amiga DOROTEA desde su blog LAZOS Y RAICES y su propuesta es:  PRIMAVERA ERÓTICA







EXPRESO DE BARCELONA A VALENCIA, 1976


Sus miradas se cruzaron en el estrecho compartimiento de aquel tren, ella era demasiado joven para viajar sola o al menos eso debieron entender aquella familia que la llenaban a preguntas con afán de protección. Él, hijo y nieto de ferroviarios cumplía su servicio militar en la red de transportes ferroviarios española, pero eso no lo sabría ella hasta después.

Descolocada en su situación de una jovencísima recién casada, no conocía mucho más que aquella boda apresurada consecuencia de un embarazo temprano decidido sobre todo por ella. Su jovencísimo marido también estaba haciendo la mili en un pueblo de Valencia de ahí el viaje.
Para escapar del mundo de los adultos que mejor que situarse en el pasillo del tren e ir mirando el paisaje, mientras el disimuladamente se situaba a su lado. Al principio la conversación transcurrió de forma apacible, aunque las chispas comenzaban a revolotear alrededor de ambos, en un momento sus manos se juntaron en una especie de caricia. Antes de juntar los labios él le dijo:

 -Sígueme – y ella sin pensar en el polvorín de comentarios que dejaba tras de sí le siguió.

Nunca había estado dentro de un coche cama, ni siquiera hubiera logrado encontrar sola el camino. Cuando el metió la llave en la puerta ya se estaban comiendo a besos. Con la falta de experiencia, pero con el ímpetu de quien apenas roza los veinte años.


Solo quien prueba la fruta del árbol prohibido conoce esa otra forma de pasión, ese arrebato, esos dedos que recorren los lugares más recónditos de un cuerpo hasta ese momento extraño. Caricias que se aprenden en un instante, labios que arden recorriendo los lugares más secretos. La prisa con la que llega el primer orgasmo contrasta con la dulzura de los siguientes. Demasiado poco tiempo para sentir, para poder entender con lógica, para buscar un por qué.
Los dos se visten lentamente sabiendo que esta será su única vez, después el ira al departamento a buscar la mochila de ella, para evitarle comentarios y miradas escrutadoras, porque resulta que la joven recién casada era una buscona.

Y él la acompañara llevándole la mochila hasta el final del tren en su parada en Valencia capital. Allí la dejara en otros brazos, besando con no menos pasión otros labios, el joven marido da las gracias y el sube de nuevo al tren mientras se despide. Nunca más la vida los volvera a dar la oportunidad de conocerse más.


martes, 26 de marzo de 2019


VIAJES ANTERIORES: PRIMER VIAJE DE MARÍA



 Abril 1949, la oscuridad de la noche envuelve la pequeña estación de tren, ya hace rato que han pasado de las nueve, pero como es habitual el tren llega con retraso. La imprecisión de los trenes de una posguerra que en España se alarga más de lo normal. Dentro del tren escasamente iluminado una joven nerviosa viaja sola, o al menos eso es lo que parece a primera vista porque si la miras con detenimiento te das cuenta que ese pequeño envoltorio de lana alberga una vida. Es el primer viaje de María si dejamos de lado su viaje principal: el de su nacimiento hace ahora apenas un mes y medio, pero eso ella ya no lo recuerda. Aquella preciosa cajita donde las niñas acumulan los recuerdos aún no acaba de funcionar del todo. Lo que si es capaz de captar son las sensaciones de su madre y la nota triste y nerviosa. Triste por los que deja atrás, nerviosa por el futuro que le espera.

La luz cegadora irrumpe a la par que el traqueteo del expreso procedente de Córdoba, por instantes la estación de Manzanares se ilumina. Un hombre joven espera nervioso el reencuentro con su joven esposa, también hoy por fin podrá conocer a María su primera hija. La ve bajar del tren, menudita y chata ese es uno de los momentos en los que es consciente de cuanto la ama. Corre a ayudarla y recoge la maleta de cartón, la pequeña llora.

-         -Tiene hambre. – dice ella consciente de que el largo viaje le ha impedido ponerla a mamar con tranquilidad – Vamos corriendo para casa….

-       -  Pues tendremos que esperar – dice el – Pepe aún no ha llegado con el carro.

En ese momento ella vuelve a ser consciente de las limitaciones del lugar donde vive, nada que ver con la Córdoba que ha dejado atrás. Membrilla es otro mundo, más oscuro, más frio, más triste si cabe o puede que lo que sucede es que ella no se acaba de acostumbrar a la vida de casada. Pero ahora esta María, nunca más se sentirá sola, ¿Cómo es posible que una cosa tan chiquita le de esta sensación de seguridad y acompañamiento?

El tren inicia de nuevo su marcha hacia otros lugares inaccesibles para ellos, es imposible imaginar la vida más allá de los confines de Membrilla y de su casa, de nuevo en la estación reina la oscuridad.

La espera en medio del andén se hace larga, por la noche la estación está cerrada, el frió de la estepa manchega arrecia por las noches. Hay un pequeño soportal donde se guarecen del frió, no hablan mucho, la idea del amor romántico hace tiempo que voló para la joven dando paso a aquellas obligaciones que se recomiendan desde el movimiento. Membrilla antes colectivizada, es ahora todo un ejemplo de cómo se rigen los pueblos de la España oscura. Prefiere no pensar porque cuando piensa el miedo y la tristeza la embargan, él también tiene miedo desde que a los dieciséis le toco ir a aquella guerra cruel y después de que cumpliera los cuatro años de servicio militar. Por eso ante cualquier suceso que rompa con la cotidianidad ha aprendido a decir:

-        - Cuidado, que la van a volver a liar……..Y el ahora menos que antes quiere que se lié.

Son las diez de la noche pasadas y Pepe con el carro que transporta y recoge a los viajeros a la estación de Manzanares no aparece. Ella con algo de rubor ha tenido que sacarse el pecho para dar de comer a María, se desespera en la espera y esa intranquilidad se la traspasa a su niña.

-         -Este se ha olvidao – dice el – tendré que ir a buscarlo.

-     -    No me dejes aquí sola – dice ella – que está muy oscuro.

En la oscuridad son conscientes de que es casi imposible recorrer los cuatro kilómetros que separan Manzanares de Membrilla. Los numerosos bultos que arrastra ella justo a la maleta y la niña y el frio, sobre todo el frio.

Es el frio el que decide por los dos, ella mira cómo se pierde su silueta en la negrura, la pequeña duerme el sueño de los inocentes mientras ella se encoje abrazada a su niña. Se aterroriza ante cualquier pequeño ruido de una estación que permanece yerta. El miedo la atenaza en cada instante, los minutos se hacen interminables y ella tiembla a la vez que llora por los que ha dejado atrás, padres y hermanos que se han quedado en el pequeño piso de Córdoba.

A lo lejos escucha el repicar de los cascos de la mula que arrastra el carro con una cierta fatiga, siente el resoplido y los pasos de ellos.

-         -Es que me he dormio, ya ni me acordaba……….dice Pepe a modo de disculpa.

Suben al carro, ella se va sintiendo más tranquila a medida que ve las primeras casas del pueblo. Su casa está ahí, su hogar está ahí, en Membrilla.

Ante el portón de la casa están esperando sus cuñadas.

-        - A ver esa muchacha……pero que hermosa está, habéis visto cuanto pelo tiene….

María reposa por fin en su cuna, la cuna en la que dormirá parte de su infancia, el hecho de tener parte de su familia en Córdoba la llevara a otros viajes, de momento ha superado el primero.






miércoles, 23 de enero de 2019


LA MALETA VOLADORA



Erase una vez una maleta viajera, era una maleta común de color fucsia . Una de aquellas maletas con ruedas y un asa larga para estirar pero que siempre se escondia en los días que permanecía dormida, que eran bastantes, por cierto. Pero el asa cobraba vida así notaba la ropa y otros artilugios en su interior.


La maleta, similar a miles de maletas, parecía no tener nada en especial. Seguía los pasos de la viajera que la arrastraba casi siempre nerviosa y con prisas. Hacia un ruido idéntico al de miles de maletas en su caminar: más fiiiiiiiiiiiiiiig si el suelo era muy liso o si este era rugoso hacía turrunturrunturrunnnnn. Nada especial.

Pero un día su viajera la empezó a dejar en casa y a arrastrar en sus espaldas una mochila.
-         Qué raro- pensó – con lo que pesa una mochila.

Observó que su viajera caminaba con una especie de palos, cada uno en una mano y que tenía problemas para caminar y muchos más para correr. Entonces supo que, si no era con la ayuda de otros, si no se dejaba arrastrar por otras manos, ella nunca podría volver a viajar con su viajera amiga y eso le dolió.
Sucedió poco a poco, primero intento rodar sola, lo deseo, lo deseo…pero no hubo forma, solo consiguió unos pequeños saltitos que fueron el preámbulo de lo que al final sucedió. Con tesón y con constancia todo es posible, pero también existe la magia, así que un día se levantó un milímetro, otro día un milímetro más y practicando día a día nuestra maleta consiguió volar.

Primero fueron vuelos atolondrados, porque no creáis que es fácil el arte de volar. Se necesita tener una buena vista, sentido de la orientación y un gran dominio de la aerodinámica. Pero con practica ya sabéis que todo se consigue, si y con magia que este último punto no se puede olvidar.

Y así fue como la maleta voladora sorprendió un día a su viajera, quien supo desde ese mismo instante que ahora como antes podría volver a viajar y no escatimar en ropa. Desde hace tiempo que las dos vuelven a viajar juntas. La viajera a veces cambia sus bastones por un artefacto con ruedas en la que nuestra maleta a veces se acurruca con mimo. Pero la mayoría de las veces de la maleta surge el encanto y ¡vuela! Dejando con la boca abierta a todos los viajeros que pululan a su alrededor.




LIBROS LEIDOS Y ESCUCHADOS EN EL 2021

  LECTURAS DEL AÑO 2021, VIAJANDO CON LA IMAGINACIÓN Y CON EL ALMA...... Un año más nadando entre lecturas y en este año se suman las audici...